viernes, 4 de marzo de 2016

Quince.

Y no… Desatarme de vos era imposible.

Los días pasaban y la angustia me tomaba el cuerpo por dos motivos:

a. Odiaba sentirme enamorada.
b. Te quería y no lo podía negar.

- No podes seguir así nena. –Dijo sentado frente a mí, en mi cama.-
-Suspiré.- ¿Qué queres que haga Teo?
- O lo vas a buscar o seguís tu vida como siempre.
- No puedo.
- ¿Qué no podes?
- Sé que no soportaría tener una relación y también sé que no soporto tenerlo lejos.
- Es demasiado contradictorio.
- Lo sé, pero lo siento así.

Y acomodé el pañuelo que me había regalado él en mis rastas.

- Ese pibe te está cambiando Pau.
- No quiero cambiar.
- ¿Por qué tenes tanto miedo?
- Sabes por qué.
- No te hagas la boluda, deja que la vida te sorprenda.
- No soportaría volver a llorar por un hombre.
- ¿Tanto te gusta?

Tapé mi cara con mis manos, tratando de no odiarme, porque odiaba sentir esto.

- Me encanta, me hace sentir muy bien. –Suspiré.- Me hace muy bien.
- ¿Y crees que sufrirías por él?
- En este momento estoy sufriendo. –Me encogí de hombros y dejé caer mi torso en la cama.-
- Ahora estás sufriendo porque sos una pelotuda.
- No seas así conmigo.
- Es lo que pienso.
- ¿Me dejas sola?
- ¿Te enojaste?
- No, pero esta charla no me suma nada.
- ¿Y mi compañía?
-Reí.- Anda Teo, de verdad.
- Cualquier cosa que necesites…
- Lo sé, te llamo. Gracias.

Teo se levantó y me dio un beso en la frente.

- Dejate querer, dejate cuidar. Dale…
- No es tan fácil.
- Que no sea fácil no quiere decir que sea imposible. ¿No?
- Gracias Teito.
- No tenes que agradecerme nena, siempre voy a estar para vos.
- Sos el único hombre que no me defraudo nunca.
- ¿Y no crees que puede haber algún otro como yo?
- ¿Cómo vos? No creo. –Reímos.-
- Como yo, pero que esté enamorado de vos…
- ¿De verdad crees que un hombre puede enamorarse de mí?

Teo se arrodilló en la cama y me miró muy serio.

- ¡Obvio Paula! Sos una mina hermosa.
- No sé…
- ¿Por qué decís eso?

Yo suspiré y prendí un cigarrillo, no soportaba más tiempo sin aquel vicio.

- Porque lo siento así. Estoy acostumbrada a que me usen para garchar y se vayan. –Y comencé a fumar el pucho.-
- Vos elegiste que eso sea así.
- ¿Yo?
- Sí Paula.
-Suspiré.- Sí, puede ser.
- Es.
- Bueno, pero estoy acostumbrada.
- Te acostumbraste a cosas muy malas.
- ¿Cuáles?
- Garchar con pibes desconocidos y el pucho.
- No me jodas.
- Te lo digo porque te quiero.
- Gracias, supongo.
- Dale pendeja, no seas así.
- Soy como puedo.
- ¿Por qué no podes aceptar que puede existir un hombre que te quiere y te valora?
- Porque cuando lo intenté, no funcionó.
- Fue solo una vez.
- Pero sufrí por un millón.
- ¿Fue para tanto?
- Creía que estaba enamorada.
- Pero todos tenemos alguna desilusión amorosa en nuestra vida.
- No fue solo una desilusión amorosa.
- ¿Y qué fue?
- Sufrir.
- Dale Pau.

Me senté con bronca en mi cama y aunque creía que nunca iba a poder hacerlo, lo hice.

- ¿Qué pasa Pau?

Apagué mi cigarrillo en el cenicero y tomé aire.

- Sufrí mucho en serio.
- ¿Pero por qué?
- No sé, pero me pegó horrible. Estuve deprimida groso.
- ¿Deprimida?
- Meses sin salir de mi casa. –Suspiré.- Con medicamentos… No quiero volver a eso.
- ¿Lo que me decís es de verdad?

- Sí… Y no quiero volver a eso.
- ¿Por qué vas a volver?
- Las probabilidades siempre están.
- ¿Y porque existe la posibilidad de sufrir vas a quedarte sola?
- Estoy bien así.
- Dale Paula.
- ¿Qué?
- Sabes muy bien que no tener alguien que te haga un mimo no te hace bien.
- ¿Y vos?
-Rio.- Pero nosotros somos amigos gorda.
- Mi hermano sos.
-Sonrió.- Vos también sos como una hermana.

Y no pude evitar abrazarlo.

-

Salía de rendir un parcial y me sentía desorientado como pocas veces en mi vida.

Llegué a mi casa y no había nadie, mis viejos estaban trabajando y mi cama muy tentadora, asique me acosté allí tratando de relajarme.

Prendí un cigarrillo e intenté relajarme, pero no podía.

Hacia 15 días que no nos veíamos ni hablábamos… Me daba miedo hablarle, pero a su vez no sabía cuánto tiempo más iba a poder soportar sin saber de ella.

Decidí enviarle un Whatsapp sin dobles intenciones, solo porque la extrañaba.

“Hola Rastita. ¿Cómo andas?”

“Ufff, hola. Acá estoy. ¿Vos?”

“¿Y eso?”

“¿Qué cosa?”

“Esa respuesta…”

“La respuesta a tu pregunta.”

“Mmm… ¿Estás bien?”

“Sí Pedro, estoy bien. Como puedo y no sé si lo que más quiero es hablar con vos.”

“Solo quería saber cómo estabas…”

“Como el orto.”

“¿Por mí?”

“Por lo que me pasa.”

“Perdón.”

“No pidas perdón porque no es tu culpa…”

“Me gustaría poder hacer  algo por vos.”

“No buscarme.”

“¿Otra cosa?”

“No creo que haya otra cosa.”

“Me importas y te quiero.”

“Vos también me importas y también te quiero.”

“¿Y entonces?”

“¿Entonces qué?”

“¿Entonces por qué no te animas a darme una oportunidad?”

“Porque no puedo, no quiero, no me sale. No sé cómo hacerlo.”

“Yo puedo ayudarte.”

“No quiero hacerme mierda…”

2 comentarios: