domingo, 13 de marzo de 2016

Veinticinco.

Después de algunas horas… 


“¿En dónde estás?”

“En una pensión, podemos encontrarnos en donde quieras.”

“¿Es muy necesario que nos veamos?”

“Sí Pedro…”


Me pasó la dirección de su casa y sentía mi cuerpo temblar de pies a cabeza y un poco más también.


“¿Puedo ir en un rato?”

“Sí, voy a estar en mi casa.”


Suspiré y salí de la pensión, no recordaba demasiado las calles pero, dentro de lo mal y nerviosa que estaba, llegué rápido.

Claro que cuando estuve delante de su puerta los nervios se multiplicaron.

- ¿Sos vos?
-Suspiré.- Sí. –Y sequé mis lágrimas.-

Pedro abrió la puerta y nos quedamos mirándonos algunos segundos.

- Hola. –Dije temerosa.-
- Hola. –Rascó su sien y caminó hacia dentro de su casa.- Pasa si queres.

Yo entré lentamente a su casa y cerré la puerta.

- ¿Cómo estás? –Preguntó.-
- No sé, necesito hablar con vos.
- ¿De qué?
- No es una boludes.
- Bueno, entonces habla.
- ¿Podemos sentarnos?
- Vamos a mi cuarto.

Pedro caminó en dirección a su cuarto y yo lo seguí, más inestable que nunca.

Nos sentamos en su cama, frente a frente. Yo crucé mis piernas y no podía creer lo que me temblaban las manos, tampoco lo que estaba llorando.

- No llores. –Tomó mi mano.-
- Ay, perdón.
- No tenes que pedir perdón.
- Yo sé que te hice mierda y quisiera no estar acá.
- ¿Me podes decir qué pasa?

Yo negué con mi cabeza y volví a desarmarme llorando.

- ¿Queres tomar un poco de agua? –Asentí.- Ahora te traigo.

Pedro se fue en busca de un vaso de agua y me lo ofreció.

- Gracias. –Dije agarrando el vaso y tomé un poco.-

Pedro quitó el vaso de mis manos y casi por impulso, nos abrazamos.

- No llores. –Besó mi mejilla.- No importa lo que pasó, no te haría nada malo.
- Perdón.
- ¿Por qué?
- Por todo y por estar acá ahora.
- No pidas perdón.
- Abrazame fuerte, por favor.

Él me abrazó más fuerte y yo me acurruqué en él.

- Tranquila. –Dijo acariciando mi espalda.-
- Me siento una boluda.

Se separó un poco de mí y secó mis lágrimas con sus dedos, luego tomó mis manos.

- ¿Lo que me tenes que contar te tiene así?
- Mmm… Creo.
- Contame, capaz te haga bien sacarlo afuera.
- No es algo fácil.

Suspiré profundamente y cerré mis ojos.

- Y no sé si es lo mejor que podría pasarnos.
- ¿Pasarnos?

Abrí mis ojos temerosa y no lo dilaté más.

- Estoy embarazada Pedro. –Le confesé.- Y es tuyo, porque no estoy con nadie desde antes de la última vez que nos vimos…

Y mi cuerpo temblaba como nunca en mi vida. No exagero.

Solté mis manos de las suyas y quise salir corriendo, pero él me frenó.

- No para Pau, para.
- Solo tenías que saberlo…

Y quise irme otra vez, pero Pedro tomó mi mano.

- Vení…

Hizo que me sentara otra vez en su cama y yo no podía dejar de llorar.

- Primero, tranquilizate un poco.
- No puedo Pedro, te juro que no puedo.
- ¿Vos estás segura?
- Me hice tres tests… Todos dieron igual. –Suspiré.-
- ¿Pero fuiste al médico?
- No, no me animo. –Sequé mis lágrimas.- Te juro que no sé qué hacer.
- ¿La última vez no nos cuidamos?
- No, fuimos unos calentones de mierda. –Dije con bronca.-

Pedro no dijo más nada y me abrazó.

- Tranquila, va a estar todo bien.
- ¿Cómo Pedro?
- No sé, pero tenes que confiar.

Dejé pasar algunos segundos en sus brazos y me separé de él.

- ¿Padres? ¿Nosotros? ¿Te das cuenta que es una locura?

Pedro tomó mis manos y las acarició con sus dedos.

- Sea una locura o no… Es.
- Me muero de miedo, como nunca en mi vida.
- ¿Vos queres tenerlo?

Cerré mis ojos y dejé caer varias lágrimas.

- Me muero de miedo.
- ¿De qué?
- De tenerlo.

Lo abracé por el cuello y me aferré a él. Pedro me abrazó la cintura y se largó a llorar conmigo.

- Perdón, pero no podía sola.
- No tenes que pedir perdón, no lo hiciste sola.
- Lo sé…
- Tranquila, no llores más.
- Vos tampoco.
- Va a estar todo bien. ¿Sabes?

Y nos abrazamos aún más fuerte.

- Nunca pude dejar de amarte. –Susurró en mi oído y yo cerré mis ojos con fuerza.-
- Yo tampoco.

Suspiré y se separó un poco de mí, me besó y luego unió nuestras manos, las cuales llevó a mi vientre.

- Es algo hermoso.
- No sé si voy a poder Pedro.
- ¿Cómo no vas a poder?
- Vivo cada vez peor, no tengo plata. No tengo nada.
- Yo no voy a dejarlos solos.
- ¿Te das cuenta que vivimos a 360 kilómetros?
- Puedo seguirlos hasta el fin del mundo.
- Para, ya estás flasheando una familia vos.
- ¿Está mal?
- No sé, no sé nada. Yo no quería esto para mi vida y me llena de culpa.
- ¿Estás segura que queres tenerlo?
- ¿Vos no?
- Te estoy preguntando a vos.
- Sí… ¿Vos?
-Sonrió.- También.

Volvimos a besarnos y a abrazarnos.

- Pero siento que me voy a morir de todo lo que me está pasando.
- Tranquila, de verdad que yo voy a estar.
- Te hice mucho mal.
- Eso ya pasó.
- Pero…
- Ya pasó. –Besó mi mejilla.- Ahora lo importante es que dejes de llorar.
- No sé si voy a poder.
-Rio.- ¿Cómo no vas a poder? Veni…

Hizo que me acostara en la cama y apoyara mi cabeza en sus piernas.

- Tranquila. –Besó mi mejilla y yo cerré mis ojos.-




-



Y sí, la mayoría lo supuso muy bien...

¡Diez últimos capítulos!

14 comentarios: