“¿Te sentís mejor? Puedo ir a tu casa si queres.”
“Prefiero que sea en la playa.”
“Está bien…”
“Te voy a estar esperando en el medano por donde cruzamos siempre.”
Y allí estaba, sentada en la arena y con un cigarrillo entre mis dedos.
Tratando de no pensar que era la última vez que iba a verlo.
“Estoy por llegar.”
“No te preocupes, te voy a estar esperando.”
Y ya llevaba tres cigarrillos fumados. Estaba por prender el cuarto cuando lo vi llegar.
- Perdón por tardar. –Dijo y se sentó frente a mí.-
- No te preocupes. –Suspiré.- No pasa nada.
- ¿Te sentís mejor?
- Sí, bastante. –Abracé mis piernas.-
- Tarde por esto… -Dijo y sacó un sobre de su campera.- Es para vos.
-Sonreí.- Gracias. –Y tomé el sobre, para abrilo.-
- Vi que usabas y tenía ganas de regalarte algo.
Yo sonreí, era un pañuelo estampado como los que yo usaba para acomodar mis rastas.
- Gracias. –Dije poniéndome aquel pañuelo.-
- Te queda muy lindo.
Y casi por inercia, me acerqué a besarlo.
- Te juro que no sé qué hacer con esto.
Pedro me abrazó y yo hice lo mismo.
- Te quiero Rastita.
Yo suspiré y escondí mi cara en su hombro.
- Yo también te quiero y es justamente con ese amor que no sé que hacer.
Él se separó un poco de mí y me besó haciendo que me acueste en la arena, quedando sobre mí.
- No quiero que esta sea la última vez. –Dijo.-
- No sé si puedo.
- ¿No queres volver a verme?
- Sí. –Suspiré.-
- Entonces… -Me besó.- Dejalo en mis manos.
- Pero te estoy diciendo que no sé si puedo.
- ¿Otro finde así?
- ¿Vamos a vivir de findes?
-Rio.- No sé, lo único que sé es que me gusta tenerte cerca. –Y volvió a besarme.-
Pero, yo me senté y acomodé mi pañuelo nuevo.
- No quiero lastimar a nadie, ni que me lastimen.
- No te estoy pidiendo algo con compromiso.
- ¿Y qué me estás pidiendo?
- Que sigamos en contacto, que nos veamos cuando queramos o podamos.
- ¿Y cuánto tiempo va a durar eso?
- ¿Cuánto tiempo va a durar la vida?
Yo reí, tenía razón.
- No soy la mujer que buscas o deseas.
- Capaz ya no deseé lo mismo.
- Mmm…
Hizo que me sentara sobre sus piernas y me besó.
- Me gustas mucho como para dejarte ir.
-Suspiré.- Vos también me gustas mucho.
- ¿Entonces por qué vamos a negarnos?
- Estamos a
- Yo ahora creo que estamos muy cerca.
-Reí.- Sos un tarado.
Me abrazó, haciendo que quede más cerca de él.
- ¿No estamos cerca?
-Sonreí.- Sí.
- ¿Entonces?
Y volvió a besarme haciendo que caiga en la arena.
- ¿Vos pensas garchar acá?
-Rio.- No es mala idea, pero estás pachucha y no quiero que tomes frío.
- Sos un tierno. –Lo besé.-
- Podríamos ir a tu casa.
-Reí.- Y un calentón. –Me senté.-
- Ah… Porque vos no queres.
-Reí.- ¿Podemos comprar facturas antes?
-Sonrió.- Dale.
Pasamos por una panadería a comprar facturas y volvimos a mi casa.
-
Paula preparó mate y estábamos en su cama, merendando.
No quería pensar en que era la última vez que íbamos a estar juntos.
Tomó mi mano y me dio un beso allí.
- Tenes los ojitos tristes.
- ¿Tan rápido me conociste?
-Rio.- No, pero leo mucho las miradas de las personas. –Hizo una pausa.- Eso quiere decir que estás triste.
- No quiero pensar en la idea de que capaz no nos veamos más.
- Vos siempre me dijiste que había que disfrutar del momento.
- Sí, es verdad.
- Entonces ponelo en práctica vos también.
-Reí.- A veces es complicado.
- Lo sé… -Suspiramos.- Pero, capaz que si no disfrutamos… Después no nos lo perdonemos. –Se acercó a mí y me dio un beso.- ¿No te parece?
Nos abrazamos y besé su cuello.
- A pesar de que ninguno entienda demasiado esta relación, me hace bien que te hayas cruzado en mi camino. –Me dijo.- De verdad.
-Besé su mejilla.- A mí también me haces bien.
Nos separamos un poco y nos besamos.
- No creí que podías ser así de tierno el día que te conocí. –Rio.-
- Yo tampoco pensaba encontrar una mujer tan linda debajo de todas esas rastas. –Reímos y nos besamos.-
Partí la última factura y le ofrecí la mitad.
-Sonrió.- Gracias. –Dijo y agarró la mitad de la medialuna.-
La merienda se había terminado.
Ella estaba acostada boca abajo, sosteniendo su torso con sus brazos.
- ¿Te vas esta noche? –Preguntó.-
- Sí… -Dije acariciando su espalda.-
-Suspiró.- Sabíamos que iba a ser así igual.
Y dejó caer su torso, mi mano continuaba en su espalda.
- Pero no tiene por qué ser siempre así.
- No es momento para que me enrosques.
-Reí.- Perdón. –Y besé su mejilla.-
- Es momento de otra cosa.
- Mmm… ¿De qué?
Paula buscó una crema, quitó su remera y volvió a acostarse boca abajo. Yo sonreí, desabroché su corpiño y llené mis manos de crema para hacerle masajes.
- Esto se siente mucho mejor que enroscarse. –Dijo suspirando.-
- Creo que sí. ¿No?
Y me acerqué a sus pies para descalzarla y quitar su calza.
- Y ahora se pone más interesante. –Dijo sonriendo.-
Yo también sonreí y llené mis manos de crema otra vez, para recorrer todo su cuerpo con masajes. Cuando volví a estar a la altura de su cara, ella me tomó por la nuca y me besó.
- Sos demasiado hermoso para ser real.
- Vos sos demasiado hermosa para ser real. –Y la tomé por la cintura, acercándola aún más a mí.-
Ella terminó de quitar su corpiño y me abrazó por el cuello.
- No me sueltes. –Suplicó.-
La abracé aún más fuerte y la besé.
Me encanta como es Pau con Pepe me encantó que se allá aflojado tanto y se muestre tan tierna
ResponderEliminarEs lo más esta novela ¤♡
Gracias, gracias ♥
EliminarQue ternura y tristeza a la vez me produjo este capitulo!!
ResponderEliminar♥☺
EliminarMuy tierno el capitulo!!! Y triste porque ahora se separan!❤ me encanta la novela!
ResponderEliminarMe gusta demasiado cada capitulo. Son personajes tan distintos a lo q estamos acostumbrados, son dos opuestos q funcionan bien. Admiro tu forma de escribir @andypauliter
ResponderEliminarMuchas gracias Andy!♥
EliminarHe vuelto! Me encantan estos PyP que se quieren hacer los descontracturados y están hasta las manos! 😊
ResponderEliminarMuchas gracias!
Eliminar