domingo, 20 de marzo de 2016

Treinta y dos.

Los días pasaban y los meses también…

Mi panza ya no podía ocultarse, los movimientos de mi bebé tampoco.

Después de eternas madrugadas sin dormir y charlas infinitas con Pedro, por fin había podido dejar de lado el miedo y la culpa…

Pedro había conseguido trabajo y además estaba terminando su carrera a distancia, la verdad era que admiraba como se había puesto todo en el hombro. Por primera vez en mi vida me sentía enamorada.

Yo seguía haciendo mis cosas para vender en la feria y al menos aportaba algo.

Nos habíamos mudado a un departamento un poco más grande, con una cocina, un living, dos habitaciones y baño… Era pequeño pero no necesitábamos más.

Lo escuché llegar y sonreí.

- Hola mis amores… -Dijo abrazándome por la espalda, yo estaba preparando una tarta en la cocina.-
- Hola mi amor. –Giré un poco la cabeza y lo besé.- ¿Cómo fue?
- Mmm… Bastante cansador, necesitaba llegar a casa y estar con ustedes. –Y me dio un beso en la panza.-
- ¿Queres ir a darte una ducha y merendamos algo juntos?
- ¿Y la tarta?
-Reí.- Es para la noche.
- Me ducho rápido y vamos un rato a la cama.
- Dale… Preparo el mate.
- Dale. –Besó mi mejilla y se fue.-

Yo preparé el mate con algo para comer y estábamos en la habitación.

- ¿Cómo se portó hoy? –Preguntó tocando mi panza.-
- Así… -Reí.- Moviéndose todo el tiempo.
- Ay Santino, Santino. –Besó mi panza.- Me parece que nos vas a volver locos.
-Reí.- Lo vamos a correr por toda la playa. –Reímos.-
- No veo la hora de tenerlo acá.
-Sonrió.- Ya queda menos. –Y volvió a besar mi panza.-
- ¿Tres meses te parece poco?
-Pedro rio y se sentó frente a mí.- No, pero lo que ya pasó… Se pasó volando.
- Es verdad.
- Y tenemos que armar un montón de cosas.
-Reí.- Su cuarto no tiene nada pobrecito. –Y toqué mi panza.-
- Este finde podemos ir a ver… Ya tenemos bastante ahorrado.
- Sí, es verdad.
- Quedamos así eh.
-Sonreí.- Dale. –Lo besé.-

-

Ese fin de semana compramos varias cosas para nuestro pequeño y de a poco, su pieza comenzaba a tomar forma.

Habíamos pintado juntos, hacia varios meses, las paredes de verde clarito y las decoramos con algunas cosas, la mayoría hechas por nosotros.

- Me lo imagino jugando acá y me muero de amor. –Dijo y sonrió.-
-La abracé por la espalda y besé su cuello.- Me encanta escucharte así.
- A mí también me gusta sentirme así.

Y en ese momento, Santino se movió fuerte y reímos.

- Tranquilo che. –Me arrodillé y besé la panza.-
- Me parece que sabe que por acá lo estamos esperando muy ansiosos. –Y posó sus manos en su panza.-

Nos miramos sonriendo y ella acarició mi mejilla.

- Perdón, sé que estuve muy insoportable al principio.
- No tenes que pedir perdón por eso.

Y me paré para estar a su altura.

- Por algo me dijiste eso recién.
- Te lo dije porque estoy muy feliz.
- Mmm…
- En serio che. –La besé.- ¡Deja de enroscarte!
-Rio.- No puedo.
- Para mí es todo culpa de esas rastas. –Reímos.-
- ¿No te gustan mis rastas?
- ¡Me encantan!
- ¿Es muy desubicado ser madre con rastas?
-Reí.- ¿Qué boludes estás diciendo?
-Rio.- No sé.
- Me encantas así.
- ¿Así? Estoy hecha una bola.
- Estás hermosa.
- Mmm…
- ¡Her-mo-sa! –La besé y ella sonrió.-
- Creo que si no era con vos, nunca iba a ser con nadie. –Me besó.- De verdad, me haces sentir muy bien y segura.
- Tengo un privilegio muy grande en haber podido ser yo. –Sonreímos y nos besamos.-
- Te amo mi amor.
- Y yo te amo a vos Rastita.

Ella sonrió y nos besamos.

Había sido complicado, pero me sentía perdidamente enamorado de ellos y quería sentirme así para siempre.

Paula se fue al cuarto a hablar con su mamá y yo aproveché para hablar con la mía.

Me acerqué a la habitación y ella estaba sentada en la cama, acariciando su panza.

- ¿Se puede?
-Sonrió.- Obvio tonto, veni.

Me senté al lado de ella y besé su mejilla.

- ¿Estás bien?
- Sí amor.
- ¿Segura?
-Rio.- Sí. –Me dio un beso.- ¿Por qué?
- No sé, tenes la carita rara.
- Estoy cansada, caminamos mucho… Es solo eso.
- Mmm… ¿Queres unos masajitos?
- No puedo negarme.

Yo sonreí y me arrodillé detrás de ella, hice masajes en su espalda y en su cuello. Luego, me senté e hice que su espalda reposara en mi pecho mientras nuestras manos estaban en su panza.

-Cerró sus ojos y suspiró.- Me dan mucha paz.
-Besé su cuello.- Y ustedes a mí.
- Nunca creí que podía sentirme así.
- Te juro que yo tampoco.
- Ahora siento que no lo cambiaría por nada.
- Sos tan linda.
- Vos sos lindo, si no fuese por vos… No podría.
- Pero estoy acá. –Besé su frente.- Y además, vos sos mucho más fuerte de lo que crees.
- Mmm…
- Sí mi amor.
- Si vos decís.
- Yo digo.

Reímos y ella abrió sus ojos, me miró.

- Te amo. –Me dijo.-
-Sonreí.- Te amo.

Besé su frente y ella cerró sus ojos.

- ¿Puedo dormir un rato encima tuyo?
- Obvio que sí.
-Sonrió.- Gracias.
- Me encanta que duermas encima mío, porque me encanta sentirte cerca y porque me encanta ver como Santi se mueve para todos lados.
-Rio.- Espero que me deje dormir.
- Cuando ponemos nuestras manos juntas se tranquiliza.
- Eso es verdad.
- Relajate…

Nuestras manos estaban sobre su panza y ella al rato se quedó dormida.

-

Me desperté después de un largo rato y sonreí al ver que seguía sobre él.

- ¿No te moviste nunca? –Reí.-
- No… Me quedé con ustedes, me desperté hace un ratito.
-Sonreí.- Sos muy lindo.
-Besó mi frente.- El peque también se durmió.
- Sí… No lo quememos. –Reímos.-
- Me estoy muriendo de hambre. ¿Vos no?
- Mmm… Sí. ¿Cocino la tarta?
- Dejame que la cocino yo.
- ¿Seguro?
- Sí, quedate acá.
- ¿Tan demacrada estoy? –Reí.-
- No, pero quiero mimarte un poco.
-Sonreí.- No me voy a negar.
- Es lo que nos queda de novios, tenemos que disfrutar.
- ¿Novios?
- ¿No somos novios?
-Reí.- Nunca lo había pensando, pero sí…
- ¿No lo habías pensado?
- No le presto atención a esas cosas.
- ¿No te gusta ser mi novia?
-Sonreí.- Me encanta.




-

Últimos capítulos, termina el jueves... Comenten, por favor!♥

11 comentarios: