viernes, 11 de marzo de 2016

Veintitrés.


Crucé a la playa y me dejé caer en la arena, mirando el cielo nublado, estaba igual que yo.

“No recordaba haber llorado así por alguna mujer… Bueno, en realidad vos sos la primera mujer por la que lloro, pero sé que no puedo obligarte a algo que no queres, tampoco lo haría.
Pero, tampoco puedo callarme todo lo que siento. Me enamoré de vos y te amo Rastita, no lo puedo evitar y tampoco sé si quiero evitarlo, en realidad uno no puede manejar lo que siente y lo que siento es esto.
Te juro que quisiera poder hacer algo para que puedas animarte, para que te des cuenta de que sos una mina hermosa que vale una banda y de que existe un hombre capaz de amarla y cuidarla, pero solo no puedo… Las relaciones necesitan de dos partes y solo contra la corriente, no puedo.
Perdón, sé que ninguno de los dos buscaba esto el día que nos conocimos, pero al contrario de lo que vos decís, yo agradezco haberte encontrado: me hiciste sentir cosas muy lindas, los momentos que pasé con vos dudo poder olvidarlos. Es la primera vez que me siento enamorado de verdad y eso te lo agradezco, aunque no pueda dejar de llorar.”

“Basta, te lo suplico.”

“Voy a estar esperándote este sábado en la playa, a las ocho de la noche… Si no venís, voy a entender que se termina para siempre.”

“No te hagas ni me hagas esto.”

“No voy a bajar los brazos tan fácil.”

“Te vas a hacer mierda.”

“Ya estoy hecho mierda.”

“Perdón.”

“Voy a estar esperándote.”


Y guardé el celular en el bolsillo de mi buzo.

-

¿Tan complicada me la iba a hacer?

¿Cómo iba a hacer para no ir? ¿Para aguantarme las ganas de verlo una vez más?

Esa tarde debí volver a la feria y le pedí a Teo que me acompañara, no soportaba estar sola.

- No seas boluda, es lo único que te digo.
- No voy a ir.
- ¿Estás segura?
- No.
- ¿Por qué sos así?
- No puedo.
- ¡Veinte veces dijiste no puedo!

Yo me encogí de hombros y atendí a una clienta.

- Lo puedo decir cien si queres. –Dije volviendo a mirarlo.- No puedo es no puedo.
- Tu no puedo es un no quiero, un no me animo.
- Puede ser.
- ¿Y así de tranquila lo decís?
- No voy a ir, prefiero seguir así.
- ¿De verdad?
- En algún momento me voy a olvidar de él.
- ¿Estás segura?
- Dicen que no hay mal que dure cien años.
- Paula, tiras cualquiera.
-Reí.- No me ayudas así.
- Ayudar no siempre quiere decir estar de acuerdo.
- ¿Vos de verdad me ves estando en pareja con alguien?
- ¿Por qué no nena?
- Porque no sirvo para eso.
- Vos crees que no servís.
- Lo intenté y no pude.
- No todos los tipos somos iguales.
- Esta charla es un deja vu. –Reí.-
- Tu vida es un deja vu, siempre haces lo mismo. ¡Dejas ir lo que te hace bien!
- No me enrosques.
- Quiero que reacciones.
- Teo… Basta.
- ¿Para qué me llamaste?
- Para que mi cabeza no labure de más y la haces laburar vos.

Teo se levantó y me miró.

- Cuando te quedes sola, no me digas que no te avise.
- ¿Te vas a ir?
- Me duele verte así Paula. –Hizo una pausa.- Yo te quiero y me importas de verdad, sos como mi hermana y no es un decir… No me gusta verte con los ojos tristes, ni me gusta ver como dejas que los tipos te manoseen, te cogen y te dejen sola. ¡No me gusta y no te lo mereces!

Y yo no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.

- Tenes que aprender a valorarte… Porque es obvio que si no te queres a vos misma, no vas a poder dejar que nadie te quiera.
- Dejame sola Teo.
- Después no me digas que no te avise.

Teo se fue, yo “cerré” mi stand y salí corriendo de allí, corrí hasta la playa y corrí durante un largo rato allí.

¡La puta madre!

Me dejé caer de rodillas en la arena y lloré sin piedad, sin filtro.

-

Los días pasaban y yo no recibía nada de su parte…

Era sábado y tal como le había dicho, iba a estar en la playa esa noche.

Me había quedado en un hotel y la reserva era hasta esa tarde, mis expectativas de que vaya eran cada vez menos.

Mi bolso ya estaba en el auto y era casi cantado que esa noche volvería a mi casa.

-

Luego de fumarme un atado entero de cigarrillos y empastillarme con diversas aspirinas, ansiolíticos y tranquilizantes, uno de cada uno para ser más exacta, me metí debajo de las mantas de mi cama y cerré mis ojos.

Era hora de volver a la normalidad.

-

Me sentía el más pelotudo del universo.

Cinco minutos más pasaron y decidí volver al auto por varias razones:

a- Me sentía un pelotudo.
b- Tenía mucho frío.
c- No vendría.

“Fue hermoso conocerte Rastita, me llevo un recuerdo demasiado lindo de vos y aunque me lo pidas, tu pulsera sigue en mi muñeca y sacarla me va a llevar mucho tiempo. Ojala que algún día esa filosofía de vida que tenes te haga realmente feliz, o que aparezca un hombre por el que de verdad te animes a cambiar.
Ojala vos también tengas un recuerdo lindo de mí.
Posiblemente esta sea la última vez que te hable, asique vuelvo a decirte que te amo y que estoy enamorado de vos, con locura… Tenía toda la intención de ayudarte a que te animes, pero no fue suficiente y está bien, supongo que las cosas deben ser así.
Que seas feliz. Un beso por cada rasta que tenes en la cabeza.”

Sonreí en medio de las lágrimas y no pude evitar enviarle otro mensaje:

“Te amo Rastita…”

-

Leí sus mensajes varias horas después cuando me desperté y dudé varias veces en si responderle o no, pero teniendo en cuenta que sería la última vez, creía que se merecía una respuesta de mi parte.

“Te deseo de todo corazón que pronto puedas olvidarte de mí y que la vida te cruce con una mina que de verdad sea para vos.
Sos un ser humano hermoso, gracias por los momentos que pasamos… Me quedo con eso.
Y perdón.”


Lo vio y no me respondió más… Está bien, era lógico que no lo haga.


-

Leí su respuesta y tan solo quería que la tierra me tragara.

“Cuenta la historia de un mago que un día en su bosque encantado lloró.
Porque a pesar de su magia no había podido encontrar el amor.
La luna, su única amiga le daba fuerzas para soportar todo el dolor que sentía por culpa de su tan larga soledad.
Es que él sabía muy bien que en su existir nunca debía salir de su destino.
Si alguien te tiene que amar, ya lo sabrás sólo tendrás que saber reconocerlo.
Fue en una tarde que el mago paseando en el bosque la vista cruzó con la más dulce mirada que en toda su vida jamás conoció.
Desde ese mismo momento el hada y el mago quisieron estar sólos los dos en el bosque amándose siempre y en todo lugar.
Y el mal que siempre existió, no soportó ver tanta felicidad entre dos seres.
Y con su odio atacó, hasta que el hada cayó en ese sueño fatal de no sentir.
En su castillo pasaba las noches el mago buscando el poder que devolviera a su hada, su amor, su mirada tan dulce de ayer.
Y no paró desde entonces buscando la forma de recuperar a la mujer que aquel día, en medio del bosque por fin pudo amar.
Y hoy sabe qué es el amor, y que tendrá fuerzas para soportar aquel conjuro.
Sabe que un día verá su dulce hada llegar y para siempre con él se quedará.”




-


No se me enojen mucho con los hechos ocurridos en el capítulo, jaja

https://www.youtube.com/watch?v=Cg42WGAb8BM La leyenda del hada y el mago - Rata Blanca.

3 comentarios:

  1. Cuanto más dura la tortura Cami? -.- Es genial la nove seguí subiendo ♡

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  2. Que triste!!!�� porque es tan dura pau...pobre pepe

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  3. Pobre pp! Me parte el alma!! mimiroxb

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